Se puede hacer de tres formas:
Usando cloro elemental. Es el sistema más tóxico. Está prohibido en la Unión Europea y se ha reducido mucho en el resto del mundo: en 1990 se usaba en un 94'5% de pasta química blanqueada y en 2005 en un 10'5%.
Usando dióxido de cloro. Es el que se usa mayoritariamente (84% de la pasta química a nivel mundial), y se identifica por las siglas ECF.
Mayoritariamente, la industria papelera considera que el método ECF genera un nivel de contaminantes suficientemente bajo como para ser considerado no peligroso. Organizaciones ecologistas, parte de la industria papelera y algún estudio científico opinan lo contrario. Además de evitar el uso de cloro, el método TCF requiere menos agua, esta agua se puede reutilizar dentro del proceso y es más fácil (y menos costoso energéticamente) tratar las aguas residuales. Quizás la industria es reticente a abandonar del todo el cloro en parte para ahorrarse el coste de reconvertir las instalaciones y en parte por presiones de la industria química.
Según la plataforma PulpWatch, una iniciativa formada por la organizaciones Environmental Paper Network y Borealis Centre for Environment and Trade Research, en los países mediterráneos se encuentran ubicadas diez empresas papeleras, concretamente en Marruecos, Portugal, Andorra, España y Francia. De todas ellas, sólo dos utilizan procesos totalmente libres de cloro (TCF o PCF); tres utilizan técnicas ECF mejoradas, y las cinco restantes siguen utilizando antiguas tecnologías ECF para blanquear la pasta.