MUCHO MÁS QUE UNAS DEPORTIVAS
Hoy, en el mundo
de las zapatillas y la indumentaria deportiva en general, anunciar un producto
consiste en “crear marca”, que quiere decir generar una serie de extras de
carácter etéreo que captamos en torno de un producto y nos influyen de manera
determinante a la hora de escogerlo. Lo que llama la atención del consumidor
son las formas modernas, los colores innovadores, los regalos que acompañan los
artículos, los logotipos de diseño, los anuncios atrevidos, las webs
llamativas, la indumentaria que visten los ídolos del deporte, incluso el
aspecto de las cajas de zapatos.
La influencia de
este “diseño de imagen” sobre la población es muy profunda. Una escena que
vivimos en la sala de espera de las visitas de una cárcel: una madre con muchos
hijos y aparentemente humilde le preguntó a otra madre con un niño que apenas
empezaba a andar: ¿Dónde has comprado les
Nike del niño? Respuesta: Me costó
mucho encontrarlas tan pequeñas, al final las encontré en [tal sitio); son muy caras, pero es lo que hay. Y la
primera: Ya, pero es que me
hace ilusión que lleve las Nike… Y una en un partido de basket de
un equipo infantil en un barrio marginal de Madrid: el padre de una de las
niñas la animaba durante un partido diciéndole: Demuestra que llevas las Nike!
Hacia la mitad de
los años 80, las grandes empresas multinacionales dejaron la fabricación en
manos de empresas subcontratadas y pasaron a dedicarse únicamente al diseño y
la comercialización. Tener fábricas y plantillas de trabajadores es costoso
(maquinaria, naves, salarios…) y también trae muchos dolores de cabeza
(huelgas, regulaciones ambientales…) Lo importante es tener un nombre, un
“alma”… una marca. El producto pasa a segundo término. Ahora casi no fabrican bambas,
sino emociones, identidades, estilos de vida, Exploran constantemente
“yacimientos de identidad”, símbolos con los cuales los adolescentes se
identifiquen para apropiárselos; todo lo que afecta emocionalmente a los
consumidores es susceptible de ser asociado a una marca. Por ejemplo, Nike se
ha dado cuenta que muchos jóvenes blancos y asiáticos encuentran atractivo lo
que llevan los jóvenes negros de barrios bajos, y ha inventado lo que llama Bro’ing (deriva del hecho de que los negros
se saludan diciendo “Hey, brother”, hola
hermano). Consiste en ir a los suburbios negros para que los
jóvenes prueben
sus bambas y así se empiecen a “llevar” y de paso se inspira en los estilos que
ve, para sus diseños.