La venta directa es muy minoritaria, pero está en
expansión porque la comercialización a través de la lonja es cada vez menos
conveniente para los pescadores de litoral, sobre todo por los de artes semi
industriales; en las lonjas el pescado de importación vale por término medio la
mitad que el de litoral.
Los pescadores artesanales no tienen tanta necesidad
de abrir nuevos canales de venta: su pescado es muy diferente al de altura por
la calidad, y por esto se sigue cotizando bien en las lonjas; además, su manera
de pescar es menos costosa que la de los barcos semi industriales. En el
Mediterráneo es difícil encontrar pescado artesanal porque hay menos (menos de
un 10% de la pesca litoral) y la mayor parte se vende directamente a
restaurantes o a otros clientes fijos; si acaso lo encontraremos en pescaderías
de pueblos pesqueros o en algunas lonjas con puntos de venta al consumidor
final. En cambio en el Cantábrico es mayoritario.