El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes es un acuerdo internacional que tiene como objetivo proteger la salud humana y el medio ambiente del efecto perjudicial de ciertas sustancias. Estas sustancias químicas reúnen las siguientes características:
La exposición humana a los Contaminantes Orgánicos Persistentes puede desencadenar en graves efectos para la salud, incluyendo ciertos tipos de cáncer, defectos de nacimiento, disfuncionalidades en los sistemas inmune y reproductivo, mayor susceptibilidad a las enfermedades e incluso disminución de la inteligencia. La Comunidad Internacional, y más concretamente las Naciones Unidas, ha generado instrumentos importantes para regular y controlar los COP. El más ambicioso es el Convenio de Estocolmo, que se adoptó el 22 de Mayo de 2001 y entró en vigor el 17 de Mayo de 2004, requiriendo a las Partes que adopten las medidas necesarias para eliminar y reducir las emisiones de COPs al medio ambiente.
El Convenio de Estocolmo comenzó regulando los siguientes 12 POPs:
Durante la cuarta Conferencia de las Partes contratantes del Convenio de Estocolmo celebrada en Ginebra del 4 al 8 de Mayo de 2009, se adoptaron las decisiones SC-4/10 a la SC-4/18 para enmendar los anexos A, B y C del Convenio mediante la inclusión de 9 nuevos químicos: