La cuestión de cómo afectará el cambio climático al medio marino y costero se ha convertido en causa de gran preocupación a escala internacional, y reviste especial importancia para el
Mediterráneo y sus regiones costeras.
La Declaración de Túnez aprobada en la Conferencia solidaria internacional sobre estrategias relativas al cambio climático para regiones de África y el Mediterráneo, de 20 de noviembre de 2007, insta a los Estados afectados a reducir su vulnerabilidad y definir estrategias de adaptación, y pide que estas cuestiones se incluyan entre las principales prioridades internacionales.
En este contexto, y en línea con los objetivos del Convenio de Barcelona y la EMDS, el PAM, en cuanto a organización regional, debería ocuparse del medio marino y costero y del desarrollo sostenible y abordar la cuestión del clima, y hacerlo en cooperación con todos los interesados pertinentes, y, al mismo tiempo, tener debidamente en cuenta su propio mandato y sus capacidades humanas, técnicas y financieras. Por consiguiente, el PAM debería concentrarse en el aspecto regional de esta cuestión, ya que de los aspectos mundiales se encarga la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y los principales organismos internacionales.
- Una primera prioridad en este contexto es evaluar el impacto del cambio climático en el medio marino, las zonas costeras y los recursos naturales, partiendo de la labor del PICC y los conocimientos especializados sobre el Mediterráneo.
- En segundo lugar, también se debería definir y analizar la vulnerabilidad de la región desde el punto de vista del medio ambiente y de los recursos naturales y se debería actuar para garantizar la integración de medidas preventivas encaminadas a conservar el medio marino y costero en las estrategias de adaptación. La vulnerabilidad de la región a este respecto podría generar vulnerabilidad desde el punto de vista socioeconómico y de gestión territorial. Son muchas las actividades, como la producción de energía, la agricultura, la pesca y el turismo, que podrían acabar siendo más vulnerables por impacto del fenómeno del cambio climático.
- La tercera prioridad es examinar la viabilidad económica y adelantarse a posibles impactos ambientales que podrían generar las actividades de mitigación y adaptación, especialmente en el entorno marino (explotación de energía marina, secuestro de CO2 bajo estructuras geológicas del lecho submarino a fin de evitar la posible eliminación de la columna de agua) y en el costero (obras de defensa contra el aumento del nivel del mar).