La pasta es un alimento muy sencillo: se amasa sémola de trigo con agua, se le da forma y se seca (excepto en el caso de la pasta fresca). Contiene sobretodo hidratos de carbono, como todos los cereales y, en menor cantidad, las legumbres; nos aporta, pues, energía. La pasta integral y la semiintegral son más nutritivas y digestivas porque conservan todo o parte del salvado (fibra y minerales) y del germen (grasas y vitaminas). La semiintegral es más completa que la blanca y menos que la integral; esta última cuesta más de cocer y tiene el gusto más fuerte. Tengamos en la dieta una buena proporción de cereales.
La pasta de trigo, centeno, espelta y triticale contiene gluten. La pasta de colores lleva verduras, huevos o otros elementos deshidratados pero en una proporción no significativa nutricionalmente. Los elaboradores grandes en general secan la pasta a temperatura elevada, cosa que le hace perder valor nutritivo y gustativo. Escojamos la pasta más adecuada para nuestra salud.
Las mejores opciones: ecológica, integral o semi y local.
centros de búsqueda: Instituto de Búsqueda y Tecnología Agroalimentarias de España, Instituto Nacional de Búsqueda Agronómica de Algeria;
revistas: Pimiento Verde, The Ethical Consumer;
libros: diversos autores: La alimentación mediterránea, Instituto Catalán de la Mediterránea, 1996, D. López y J. A. López: Con la comida no se juega, Traficantes de Sueños 2003;
organizaciones: Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, Unión de Payeses.